El fenómeno lomográfico comenzó en San Petersburgo, en una soleada mañana de 1982. Dos caballeros examinaban una camarita compacta japonesa bastante ingeniosa llamada Cosina CX-1 y dieron órdenes de que se produjera en masa una copia mejorada para el deleite fotográfico del pueblo soviético.
La Lomo LC-A era realmente una copia (y bastante descarada) de la Cosina. El gran potencial de su nítida lente de cristal, su extrema sensibilidad a la luz y su robusta carcasa fue lo que impresionó al Ministro de Defensa de la URSS y al Director de la fábrica de LOMO. Y así, con un toque por aquí y por allá, nació la LOMO LC-A.
La primera serie de la LOMO LC-A comenzó a producirse en masa en 1984. Se fabricaron inicialmente 1.100 unidades cada mes, sólo para el mercado ruso. Tras esta primera serie y el periodo de producción masiva, que duró aproximadamente medio año, la producción de la LOMO LC-A siguió avanzando. Hasta 1.200 personas trabajaban de forma exclusiva en la cámara, de las cuales, 500 se dedicaban al montaje.
La LOMO LC-A rápidamente conquistó el corazón y los bolsillos de los rusos amantes de la fotografía y después se exportó a países entonces comunistas como Ucrania, Polonia, Checoslovaquia e incluso Cuba.
Praga, mayo de 1991. Un puñado de estudiantes vieneses recorren la capital, disfrutando de la nueva democracia checa. Para entonces, los días dorados de la LC-A tocaban a su fin. Eclipsada por las llamativas importaciones asiáticas, la LC-A había dejado de producirse y sólo podía adquirirse en estrafalarias tiendas de fotografía antiguas. Así estaban las cosas cuando los estudiantes vieneses se toparon con la adorable Lomo LC-A y compraron un par por hacer la gracia. En las resplandecientes calles de Praga, agotaron sus primeros rollos de película; disparaban con la cámara desde la cadera, entre las piernas y a veces incluso miraban por el visor.
En 1992 se fundó en Viena la Sociedad Lomográfica (Lomographische Gesellschaft), con el fin de llevar el mensaje de la LOMOGRAFÍA a todos los rincones del planeta. A través de exposiciones, "Lomo Embajadas", fiestas, talleres y giras, se empezó a dar a conocer la forma de vida lomográfica, atrayendo a numerosos adeptos. Lo cierto es que la progresión fue más espontánea y reactiva de lo que podría haberse imaginado.
Pero el glorioso aumento de la demanda estaba acompañado de un pequeño problema - el suministro de LC-A disminuía sin pausa. Para resolver el problema, los intrépidos vieneses se aventuraron al corazón del asunto - la fábrica de ópticos LOMO en San Petersburgo. Al dar cuenta de la explosión lomográfica mundial (y negociar con mano firme), los miembros de la Sociedad lograron convencer a los jefazos de LOMO y al Sr. Vladimir Putin (entonces teniente de alcalde de San Petersburgo) para que volviesen a producir la increíble LC-A, asegurándose de que los hambrientos lomógrafos del mundo tuviesen garantizado el suministro constante de esta maravilla analógica rusa.
Entonces sucedió que a partir de 1991, la demanda de la LOMO LC-A vivió un declive gradual, ya que cada vez menos gente en Rusia podía permitirse comprar una cámara.
En 1994, cuando sólo 30 empleados trabajaban en la LOMO LC-A, se detuvo la producción del último modelo de la cámara y se cerró todo el departamento de cámaras y películas.
Justo en este momento, cuando el futuro de la fábrica LOMO PLC era más que incierto y alrededor de 15.000 trabajadores tuvieron que dejar la empresa, un grupo de brillantes e imberbes lomógrafos llegaron a Moscú para presentar una exposición de sus lomografías.
En este periodo, LOMO PLC enviaba 1.000 cámaras al mes a Austria. Sin embargo, cuando crecía rápidamente el joven negocio austriaco y los lomógrafos demandaban más cámaras, en San Petersburgo subieron de repente el precio de la cámara un 50%. Todo se debía a que la antigua Unión Soviética se dividió, aumentaron los precios de la energía y la producción en general cambió en gran medida en las empresas rusas, que entonces se encontraban en el mundo capitalista.
Para poder asumir sólo la producción de la LOMO LC-A, LOMO PLC tuvo que aumentar el precio. Como los lomógrafos simplemente no podían pagar el nuevo precio, se mantuvieron tensas negociaciones y al final se estancaron. Era necesario pasar a la acción. Entonces, los lomógrafos organizaron una delegación completa, consiguieron una cita con el cónsul austriaco en San Petersburgo y lograron sentarse ante el teniente de alcalde de San Petersburgo, un tipo muy amable llamado Vladimir Putin. El futuro presidente ruso convenció a los directores de LOMO PLC para que volvieran a calcular la producción de la cámara y finalmente ambas partes acordaron que la producción de la LOMO LC-A debía mantenerse.
Tras las reuniones en San Petersburgo, los directores de LOMO PLC debatieron cómo podían seguir produciendo la cámara a un coste asequible. Aunque los directores de los departamentos estaban en contra de seguir con la producción, el director general de la empresa finalmente dio luz verde. A pesar de los precios cada vez más altos y de los esfuerzos necesarios para mantener la producción de la cámara, la creciente popularidad de la Lomografía en todo el mundo también se consideró una ventaja para la imagen mundial de LOMO PLC. Se adoptaron todos los cambios posibles e imposibles para que la producción de la cámara fuera asequible para los lomógrafos. El resultado fue que se reanudó la producción de la LOMO LC-A.
A principios de 2005, la Sociedad Lomográfica recibió la nefasta noticia. La fábrica de ópticos LOMO iba a dejar de producir la cámara Lomo LC-A. Su producción general era cada vez más especializada y de alta tecnología y no podían seguir fabricando una sola, aunque valiosa, camarita con un pequeño nicho comercial. Al principio la noticia resultó devastadora para los lomógrafos, pero enseguida urdimos un plan - reconstruiríamos una nueva Lomo incorporando las características tan apreciadas de la original y un montón de cosillas nuevas.
La LOMO LC-A+ presenta todas las cualidades características de su antecesora, además de nuevas funciones y mejoras, inspiradas directamente en los deseos y sugerencias de la comunidad lomográfica mundial. Las funciones nuevas más destacadas de la cámara son el interruptor de exposición múltiple, los ajustes ASA mejorados y el botón que se activa soltando un cable para las exposiciones prolongadas. Una de las innovaciones más sencillas pero más imaginativas de la LOMO LC-A+ es que se han añadido pequeñas ranuras a cada lado de la lente. Con estas “muescas frontales“ se pueden ajustar inteligentes accesorios, para mejorar la óptica y las posibilidades de la cámara.
Esta copia de copia de copia ahora se produce casi en su totalidad en China. Aunque una pequeña cantidad de la legendaria lente Minitar 1 se sigue fabricando en LOMO PLC, en San Petersburgo. La producción de la cámara corre a cargo de la Sociedad Lomográfica y Colibri Manufacturers. La LOMO LC-A+ se lanzó por primea vez en septiembre de 2006. Desde junio de 2007 también se encuentra disponible una LOMO LC-A+ con una lente Minitar 1 fabricada en China. Ni que decir tiene que la copia china de la lente Minitar 1 ofrece el 98% de resultados de la original.
La Lomo LC-Wide se une a la prestigiosa familia de cámaras premium de Lomography. Esta cámara te ofrece características especiales ideales para explotar tu creatividad al máximo.
Su lente Ultra Gran Angular Minigon de 17mm, es capaz de sorprenderte y emocionarte con su viñeteado y preciosa saturación. Además te permite explorar el potencial de la película 35mm en tus imágenes en formato completo, cuadrado o medio fotograma.
Las imágenes son fruto de los lomógrafos de todo el mundo, que han contribuido en este proyecto con sus mejores instantáneas. De entre más de 10.000 imágenes, alrededor de 3.000 se hicieron un hueco en el libro junto a las mejores imágenes del Archivo Mundial Lomográfico.
En este libro se repasa la historia de la LOMO LC-A desde sus inicios. Con un total de 664 páginas y un peso de 4 kg, el libro de la LOMO LC-A es un completo tributo a la que posiblemente sea la cámara analógica más peculiar y curiosa del planeta.